Palabras bendecidas guardadas con esmero,
son delicadas rosas, cuidadas por la luna,
mecidas por el céfiro que suave las acuna,
muy refinadas joyas, para su uso postrero.
Dos palabras que llenan de gozo al corazón,
lo elevan a lo etéreo, donde navega en calma.
Entregan la ternura que infla de amor el alma,
¡Oh gracias a la vida! que me da esta emoción.
Despiertan la alegría, sacando una sonrisa,
provocan la pasión, con ella un dulce beso,
cuidado muchas veces y en otras muy travieso,
son besos con sabor que perfuman la brisa.
Dos palabras con magia, con fuerte magnetismo,
despiertan sentimientos, vencen al hedonismo,
aunque parezcan viejas y se digan trilladas,
están siempre vigentes, en almas afectivas,
flechadas por cupido, por amor sensitivas,
para los que aman son palabras renovadas.