Y otra vez me deshago de mi piel.
Otra vez soy yo y la voz,
dentro de esa penumbra retorcida,
de ese sentimiento dañado.
De nuevo trasmutando de piel y nadie me detiene…
¿no ven que es demasiado tarde?
nunca estaré libre de este animal preso que habita mi ser.
Nadie está aquí, el fondo es apabullante,
huele todo a sangre y miseria.
Debería llevar mi cuerpo inerte a otro lugar
refugio para el ser profundo,
hogar alejado de la masacre.
Sin herida, sin ojos, sin aire carnívoro…