Sigo la estela de mi sombra pecera
sueña el cráneo sonriente
su inhóspita voz tatuada
fusila el viento besos
que navegaron con Venus
colmando un mundo de indiferente aurora
el mar insectívoro puso su anzuelo
en la curvatura del plenilunio
caricia ansiosa de ceniza
donde se vierte luz carroñera
sobre los pétalos huesudos
sangra la médula del fuego fatuo
horizonte pendular
de la simple mordedura adánica