Misterioso y solitario.
Elevado y orgulloso.
Siempre mirando Hacía lo alto.
Extendiendo los brazos Poderosos al infinito,
Queriendo Abrazar al tiempo.
Intentando Atrapar al viento.
Que siendo Hijo de la Tierra,
Lo tienes todo Fuerza y eternidad
Acumulada por los años.
Que marcan tus anillos.
El viento invade
Con rumores de aliento
Tu copa frondosa.
Cabellera hermosa
Que la brisa despéina.
Solo bebiendo el agua
De la lluvia pluvial,
Que con tu magia
Conviertes en frutos.
Alimentos que todos
Vamos a aprovechar.
Habitáculo seguro
De infinitos seres,
Ardillas y reptiles.
Nidos de aves
Que se esconden y
Y pasan desapercibidos.
Monarca del reino vegetal.
La naturaleza te ha dado
El poder de convertir
El veneno en el oxígeno vital.
En tu lucha contra el Fenómeno creado
Por el descuido humano
Que llaman Calentamiento Global.
Al llegar la ancianidad,
Aunque cuando ya nadie te peina,
Porque has perdido el cabello,
Sigues dando aliento y calor,
En los días fríos del invierno,
Convertido en leña,
De muchos hogares.
Autor: Antonio Encinas Carranza
D. R.