Cae el suspiro vespertino
de la noche,
bostezando lasa y vaga,
eterna estrella perdida
que a la luna el cielo enlaza.
La nítida bruma blanca
sobre el mar, izada
¡quién vertiera en mí
tus tibios rayos
de amor y plata!
RESERVADOS DERECHOS DE AUTOR PATRICIA PALLE