En el fulgor del cielo manso
encuentro la luz de tu mirada azul.
Casi tan suave y bello,
como la burbuja del sol en tu cabello
de espuma.
Frescura como la de la cumbre de la nívea
montaña, camino tu senda blanca...
El fuego varonil de tus ojos
enciende mi cuerpo y
estalla mi Primavera exacta.
Indeleble espuma de sol,
las hebras gloriosas de tu cabello manso.
Cisne, amado,
reverbero los estallidos de fuego
de tu ardorosa alma.