Cuando tú quieras correr, praderas del amanecer,
y las piernas no obedezcan, aunque fieles te conduzcan,
hacia el borde del querer y del padecer reinante,
ya sabrás ¡Cuàn cerca el final! está tu andar caminante,
de aquellos amores rojos y de placeres vencer.
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Cuando quieras volver a amar, y al horizonte volar,
advertirás que, sin alas, jamás florecerán calas,
y tu viejo cuerpo de mar, no pueda su vuelo alzar,
sabrás que el arrendajo y tú, fugaces viven su atajo,
y estará tu ser cansado, de tanto sufrir rachas malas.
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Cuando quieras saborear, el dulce de la pasión,
y no tengas más comezón, ni sangre en el corazón,
sabrás que tu mente tiene razón, sin albergar duda,
de importancia y relevancia, volverás a la cordura,
y entre recuerdos locura de total envergadura.
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Cuando quieras flor libar, y la juventud aguantar,
no pudiendo ser abeja, ni ave reina del palmar,
tampoco la hierba vieja, pero si gaviota deja
al centro ardiente brindar, no tendrá ella compasión,
pues sin pretender profesar, perderás tu candileja.
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Y buscando contemplaciones, te quedará el rezar,
de lejos las emociones, verán tus limitaciones,
del cuerpo zarandeado, surgirán mil tentaciones,
difícil obviar deseos y en brazos de Morfeo amar,
doy como última conseja, sueña y déjate llevar.
Reflexiòn:
¡Cuán corta la vida es! y rendido caes a sus pies,
creyendo que larga es, y eres un tonto ciempiés,
sacrificas lo bueno humano y te quedas cuál enano,
sin alcanzar dulce placer del breve amor ¡hermano!
Raquelinamor
Junio 16,2018