Abre los ojos, corazón,
que hay tanto que mirar
antes de dar un paso más
hacia adelante en esta vida
tan llena de verdades ocultas
y mentiras a simple vista.
Deja a un lado tu desdén
y ábrete por completo
a este juego de idas y vueltas
en el que no sabes dónde empiezas
ni mucho menos dónde estás.
Eso sí, preparate para el sufrir,
que es el pan de cada día
pero ten en cuenta que mañana,
si Dios quiere, y si Dios existe,
por ser bueno la recompenza llegará.
Alza la mirada y ve y guía
a quien te necesite cada día,
ve y predica que no es necesaria
una cornea nueva
para ver la luz del día.
Sé bueno con el que te tiende la mano,
y selo más con el que te lastima
que no te ha hecho nada malo
con ayudarte a comprender,
un poco más, cómo es la vida.
Ya quita esa venda de tus pupilas,
amigo y enemigo,
hogar de odio y amor,
reloj de mis días...
JCEM