Ingrid Zetterberg B.

TE PIENSO

 

¡Qué diminuta es la vida!

¡Qué incomprensible!

¡Qué ajena!

 

¡Pensar que amé tanto

con ojos de niña

asombrados!

 

Y hoy que mido 

el tiempo transcurrido,

y penetro 

en este enorme pensamiento

que es la vida,

 

me hastío 

de este quebranto

y contemplo con ojos viejos,

la inmensidad

de este misterio.

 

Y me pregunto

llorando quedo,

¿para qué vivo?

 

Y porque amarte

es mi más perseverante

secreto;

ausculto tu mirar

distante, sereno...

 

Y recostando

mi rostro reflexivo,

surcado de años,

te pienso....

 

Y resignadamente

entiendo

para qué vivo.

 

Ingrid Zetterberg

 

Dedicado a mi Señor Jesucristo

 

De mi poemario:

\"Ciento cincuenta poemas del alma\"

 

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