Cada segundo que pasa,
borra al segundo anterior.
Así viviendo al segundo.
Permanece su sabor,
saboreando los dos.
Verde valle negra sombra.
La voz que tapa otra voz.
Cubre lo gris a lo blanco.
Al negro el blanco cubrió.
Debajo de cada capa.
Hay otro mundo interior.
Nube que tapa la estrella.
La estrella tapa al lucero,
que con ella se cubrió.
Tapa la hoja el jilguero.
El trueno esconde su trino.
El amor cubre el rencor.
Como la vida al destino.
Verso que encubre una idea.
La rima le da color.
Y la estrofa la culmina,
para darle más sabor.
La idea viaja flotando,
Y permanece encubierta,
buscando un rescatador.
El ritmo que el son conlleva.
Va descubriendo la idea,
que en principio se ocultó.
Tapa el porte a la mentira.
Que se repliega en lo flecos,
de sus vestiduras finas.
Escondida entre las joyas,
que adornan su vanidad.
Vive con temor pendiente,
de que triunfe la verdad.
En esa suave pendiente,
sobre la que se desliza.
Va pudriendo las entrañas,
de la razón que la mima.
Cubre la losa la vida,
que de la vida escapó.
Precintando las desdichas,
y los errores pasados.
Pero el rastro que quedó,
permanece de por vida.
Sombra que tapa la sombra,
más negra que la anterior.
Nace el manantial del agua,
del vientre del firmamento.
Sus pasos no se detienen,
aunque azote la ventisca,
a su líquido elemento.
No hay terremoto que frene,
su tumultuoso caminar.
Se va adaptando al camino,
como las olas al mar.
Polvo que cubre el sendero.
Sendero que cubre el tiempo.
Con los pasos de los hombres.
Caminantes imperfectos.
A. L.
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