Natural, como la dulzura empírica de tu alma antigua, te percibo en el leve balance de la memoria... ese que nos transita por caminos viejos, a lágrimas o a sonrisas; ese que inquieta la calma del atardecer común y anticipa el universo de nuestra eterna noche...
Fui la niña protegida desde tu bastión de ternura, donde perfilaste tu guarda sobre mis diminutas esperanzas... donde tus sueños cruzaron dedos con los míos... donde dos tristezas se dieron en la mirada su primer beso.
En el instante presente conjugaste mi pasado, sin secretos, sin pudor.
Vas inmerso en mi ilimitada espiral... en el oscuro fragor que perciben tus sentidos...
¿Cómo no desearía mi alma,
volver a un corazón como el tuyo?
Ayer,
desearon contenerlo
mis manos pequeñitas...
Las tuyas, hoy,
tan puras y fuertes,
contienen al mío...
A ti... el todo de mi siempre jamás...
Mi posesión.
Mi razón, dentro,
y fuera de mí...
una misma piel.
Yamel Murillo
Las Rocas del Castillo©
D.R. 2018