Marcela Miranda Rodríguez

Vista desde las alturas

Apoyo mi pie en la rama,

mientras que con mis brazos me impulso,

hasta llegar a la copa.

 

Entre hojas otoñales observo.

La vida parece sencilla,

y los obstáculos pequeños.

 

Libertad,

tranquilidad,

aire puro que llena mis pulmones.

 

La rama cede bajo el peso de mi cuerpo y comienzo a caer.

Querida pasividad, 

¿por qué me has traicionado?

 

Las ramas rasguñan mi cuerpo, 

y las hojas obstaculizan mi visión.

Todo se vuelve oscuro.

 

Garras negras intentan detener mi caída,

torturando, arrancando pedazos de piel,

doblando mis extremidades.

 

Y risas macabras resuenan,

mientras estas duras manos recorren todo mi cuerpo,

lastimando con cada toque.

 

Mi ropaje está sucio y roto; 

me encuentro casi desnuda

frente a estas garras.

 

Y me desmembran.

me flagelan,

me asesinan.

 

Y grito,

lloro, 

suplico.

 

Y caigo,

caigo,

caigo.