TRINIDAD PINAZO

DÉJÀ VU

 

Yo ya me he despertado en este cuerpo.

Mi lengua ya ha negado nueve veces tu nombre

y he llorado esta rabia de bruces contra el techo.

He aliviado el calor de tu presencia cierta

en la Quebrada polícroma de sembradores de luna;

no he querido mirarte en las pupilas tristes

de un sabio, en Udaipur;

no he aspirado tu esencia en las callejas

del zoco de una medina encalada,

ni en los puertos de Cartago,

ni en el fragor del alba

en la ciudad de Alejandro;

no he oído a la Sibila desgranando tu sino

entre las rocas de Delfos;

ni el lamento del inca en Sacsayhuaman,

en la Puna, en Machu Picchu.

 

Yo ya recuerdo no querer recordarte

y saber que, en el fondo, me persigue tu espectro,

bordado en la tela donde hilvano los sueños,

las vidas pasadas, en mi pensamiento.