Marcela Miranda Rodríguez

Ángel Guardián

Caminando sola por un oscuro sendero

fue que te encontré.

Quizás fue al revés,

fuiste tú quien me encontró a mí.

 

Me abriste tus brazos,

y me diste tu amistad.

Me prestaste tu hombro para llorar,

y ahora eres mi pilar.

 

Eres tú aquel ángel que me levanta,

cuando he caído en lo más bajo.

Eres tú quien me ayuda a mirar al cielo, 

más que al suelo.

 

Eres tú, mi fiel guardaespaldas, 

quien me presta sus pies para caminar, 

cuando los míos están sangrando de tanto andar.

 

Eres tú el primer contacto a quien marco, 

cuando mi angustia me ahoga,

y me das tu luz y pasividad.

 

Eres tú, mi alma gemela,

quien me enseñó que la gente buena existe,

y quien me devolvió la fé en la humanidad.

 

Porque no hay nadie en este mundo

que me conozca como lo haces tú.

Porque no hay nadie en este mundo

que me entienda como lo haces tú.

 

Porque no hay nadie en este mundo

con quien me sienta más a gusto que contigo.

Porque no hay nadie en este mundo

con quien me sienta más incondicional que contigo.

 

Eres mi hogar.

Eres mi luz guía.

Eres mi autoestima.

Eres mi ángel guardián.