Buscarás en el manto infinito
aquel lucero que un día brilló
y sentirás la crueldad del frío
bruma ocre, taciturno hastío;
tus primaveras marchitarán
con neblina gris de la tristeza,
flores de aquella tu lozanía
cubrirá con una capa espesa.
Fuertes vientos soplarán en contra
derribando cimientos de tu ego,
consumiendo tu orgullo, el fuego
llamas ardientes qué no cesarán;
una gran tormenta se aproxima
truenos, centellas y nubes negras,
el miedo acecha, horas inciertas
fúnebres sombras suscitan;
con fe al cielo pedirás clemencia
el grito aterrador de tu pena,
no escucharán, todo por blasfemia
ocultándose la luna llena.
Deja en tu piel herida sangrienta
caminarás descalza en la tierra,
cada paso, en tu pies se entierra
el duro espino de la maleza.
Del desamor tomarás su vino
envenenado metal fundido,
dejarme solo en le camino,
¡Tarde será!, lo habrás comprendido
desgarrará tu alma, cruel olvido.