Padre que callado estás
como murmullo
sin nariz y yo tengo
el abrazo frustrado
y la impaciencia de siempre
enorme la dicha no va más
el ayer ya no sabe a rutina
lo señalo
con el sustento del cariño y
de la pena celular…
Es vida
algo tan fácil de amar
una mesita
donde descanso el pulso
un pasillo
en el que encuentro pedacitos
que me recuerdan a casa llena
y todo el tiempo
del mundo para dejar pasar
antes de decir te quiero
padre
ya llegó el amanecer y aún no despiertas
mis ojos
¡Padre, qué callado estás!