Luis Rayo

EL ÁNGEL DÉBIL Y MALOLIENTE

 

Me duele este niño hambriento

Que se arrastra en el firmamento

Con sucio semblante de ángel

débil y maloliente.

 

¡Qué importa la edad que tenga!

Si esos niños siempre apestan.

 

Una sociedad pendiente

de hacer justicia renuente

 adornada con palabras que mienten.

 

¡Falso!,  que se vea por el ángel caído

cuando la oscuridad apunta

en sentido del olvido.

 

Mejor que dejen en paz al niño

de los pantalones rotos,

de los pies con grietas.

 

Sí, mejor dejad

al que se arrastra en el firmamento

al que pulula como la escoria

al que surge entre lamentos.

 

Alta sociedad hipócrita de hipocresía,

enferma saciedad,

con una boca predicas misericordia

y con la otra condenas al arrabal.

 

Y si el infortunio ronda

permite que ruede como rondan

las monedas que se niegan al infante.

 

Dejad que el niño hambriento

Se siga arrastrando por el firmamento.

  

Bello espectáculo para los creyentes

De esa sociedad pudiente.

 

Y si fuese posible hacer circo

con niño hambriento

que se arrastra en el firmamento,

con él y con los demás como él,

esta sociedad lo haría

para morirse de risa,

porque risa da ver a un ángel sucio,

débil y maloliente.

 

Enhorabuena sociedad de nubes,

porque han de saber

que los ángeles sólo florecen

donde crece el espíritu de bondad.

 

Perdonad potentados

que me apene

por su miserable realidad,

porque en esos lugares donde medran,

no hay ángeles que vean al cielo

implorando misericordia por necesidad,

eso sólo lo hace el niño hambriento

que se sigue arrastrando  por el firmamento,

con sucio semblante de ángel,

débil y maloliente.