Vive el verso enamorado,
de los ojos que le miran.
En su forma cristalina.
Translúcidas son sus letras.
Sin presumir de profeta.
Bucea entre las ideas,
buscando un buen corazón,
que en su emoción sea pareja.
Busca el verso enamorado,
los olores que perfumen,
las frialdad de su estructura.
La pasión que le subyugue.
Hacerle su criatura.
Que se vuelquen en sus formas,
los temores y las penas.
Que se vacíen las mentes,
dando sentido a sus notas.
Que sueñen los corazones.
Que se ensanchen los pulmones,
con el viento de sus rimas.
Que las lágrimas hermanas,
de los ojos del poeta.
Se abracen con las del ojo,
que con cariño le acepta.
Vaga el verso enamorado,
por senderos y veredas.
Camina sobre las grietas,
ausentes de primaveras.
Entre sus brazos dorados.
Acoge las alegrías,
aliviando las condenas.
Sufre en silencio su exilio.
Escondido entre las meigas.
Conversando con las musas,
de aventuras y experiencias.
Dando brillo a los conflictos,
que en su interior se recrean.
Adornando las tristezas.
Aliviando las conciencias.
Transformando las verdades,
en caracteres y letras.
Dando color al aroma,
y música a la tormenta.
Besando los corazones,
de toda la gente buena.
Danza el verso enamorado.
Con un pie en el firmamento,
y otro en la Madre Tierra.
A. L.
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