Detuvimos las horas
y compramos el tiempo,
ese espacio invisible
con pasión y deseos,
y también intentamos
contener los lamentos
de los labios sensibles
por la brisa del viento,
y es que el hombre que espera
la respuesta del eco,
es un niño, en el fondo,
buscador de mil sueños,
es el alma sensible
a captar todo aquello
renovando su vida
a través de los versos...
Detuvimos las horas,
un instante pequeño,
un fragmento en la nada
y vivimos sin miedo,
aún recuerdo la tarde,
aquel cuadro pequeño,
y una linda figura
realzada en el lienzo,
y es que el mar asomaba,
y en el fondo un velero,
con las olas altivas
sin parar sacudiendo,
y venían en ciclos,
estirando su cuerpo,
y elevando la espuma
golpeaban de nuevo...
\"...Detuvieron las horas
unos labios traviesos,
los relojes pararon
dando paso a los besos...\"
Rafael Sánchez Ortega ©
15/06/18