Mezclarme en esta confusión de edades
en donde yo pierda la mía.
Mezclarme con los olvidados que
todavía es tiempo
en los atardecéres sus miradas apagadas
se pierden en el pozo de sus adéntros.
Mezclarme con los creyentes del amor y el
fuego, para compartir mis dudas y mis alegrías
antes que todos obedezcamos al becerro de oro.
Mezclarme con los niños para
recuperar la memoria
y reabrir los ojos.
Mezclarme con los ancianos que venéran los ocasos.
Mezclarme en la sensualidad infinita sin
más patrón que el amor infinito.
Mezclarme con los últimos tigres delatádos por
el color. Indómito antes que desdentado y decrépito
en la jaula de un circo.
Mezclarme con las aves que dominan las dos orillas
de mi río en en lentos ocasos de marismas.
Acercarme a tu verdad.