Antonio Encinas Carranza

Balada de la soledad

La soledad es una inmensa playa,

Llena de ausencia.

Y vacíos por doquier.

 

Es un cielo sin nubes.

Es la eternidad del espacio.

La voluntad de la nada.

Es el silencio absoluto.  

 

Para mi, querida soledad

Tú eres mi pretexto.

Mi historia sin escribir

mi consuelo solitario

Mi pañuelo blanco virginal.

Mi conciencia dormida.  

 

Pero también eres

La roca que me sustenta.

La lección del olvido.

El receso de mis preocupaciones.

La frontera de mis palabras.

La canción sin música.  

Hermana de la tristeza

Y prima cercana de las penas.

 

Eres la reina de las noches solitarias

De la lluvia y las tinieblas

Reina de los solitarios

Y de las noche oscuras.

Y de las amarguras.  

 

Soledad, tu eres mi eterna compañía.

La amiga que todo lo abandona

Por no dejarme solo.

Eres la que siempre me espera,

Con los brazos abiertos,

Para darme el consuelo esperado.  

 

Sabes que por mi pasión

Siempre te estoy necesitando.

Y tu siempre me estas aguardando.

 

Eres cómplice de mis alegrías

y de mis tristezas,

guardiana de mis cielos

y de mis infiernos.  

 

Pero además eres mía.

Mi amiga y confidente.

Te estoy queriendo tanto.

Llevas tanto tiempo acompañándome,

que ya nos hacemos falta,

cuando no estamos juntos.  

 

Quizás algún día te abandone

Y tendrás que buscar otra compañía.

O te quedarás nuevamente sola.

Sola con tu soledad.

¿Quién dijo que eres mala?  

 

Soledad tu no eres tan mala,

Como muchos comentan.

Todo es cuestión de Saberte sobrellevar.

Hay que comprenderte.

Para poder entenderte.  

 

Autor: Antonio Encinas Carranza

Derechos reservados