Mujer nortina la madre del viento esculpió tu cuerpo
En los cerros encendidos ondean las alas del desierto
Brazos invisibles: agua, quietud, viento.
Ceñida a la roca del nacimiento, abrazada a la piedra jugabas con el viento
¡Roca indomable!
Espuma de mar, paisajes contados bordados en las manos del viento
¡Cuna de mi pecho!
La transparencia de tu verdad se escribe en el aire del nacimiento, donde esculpido estaba tu nombre en las arenas forjadas, por la mano dura del conocimiento.
Se dibuja en el aire de azul espejo la amapola del desierto, su rostro de aterciopelado pigmento, albergan las entrañas de la pampa.
Emergía de por entre los cerros como una oda cantada, placida, serena, tranquila levitando la acción del tiempo.
Aimara