Quiero aclarar, que esto no es herencia,
Sino un inventario de cosas muy propias
Unas buenas y otras malas, pero todas mías
Como dos historias de tristeza y alegrías
Y cuatro angustias, de insulsas inopias
Tengo un dolorcito ciático que bien lego
Para algún hipocondriaco sin destino
Que hará mejor usufructo de mis males
Y para esos portentosos sementales,
Un poco de mi impotencia por el vino.
Y ya entrados de lleno en materia
Dejo también una laptop que no prendía
Y un casete de Uriah Heep que amaba
Porque en noches de frío me acompañaba
Cuando hacía el amor… (Cuando podía)
Dejo también una sonrisa estúpida
Con la que disfrazo mi tristeza cotidiana
Que a veces enoja a los buenos tristes
Que sienten traición en mis despistes
Y me suponen contagiado de alegría malsana
Y esa necedad de buscar aliento
Entre los buenos recuerdos de mil días
Cuando un cuerpo ajeno era consuelo
Y obligaba a la caricia y al desvelo
Y al amanecer enhebrando epifanías
Y a ti, (para no hacer esto muy extenso)…
Te guardo la mejor de mis ternuras
Y un extremadamente largo y tierno beso
Que recuerde que aún me quedan dos excesos
Entre mis angustias y mis horas oscuras.
Una noche de vigor enfebrecido
Con sinfonías de gemidos en lo oscuro
Y una caricia lúbrica y voraz cual intersticio
Entre la vida y la muerte, con mi mejor oficio
De hacer de este inventario, un acto de futuro...