Absorta, contemplando el paraíso
Lejos de rozar el cesped mojado
En la copa de un árbol, serena.
Expectante de aquel panorama,
Sin ganas de saborear el mundo
Inquieta pero inmovil,
Tranquila pero alerta.
Nada ni nadie me toca
Soy el depredador más fuerte
No muerdo ni como
Solo observo a aquellos que se arrancan las pieles a tajos
Como si no hubiera nada más nada que ellos mismos.
Así se pasan las horas y los días
Solo respirando profundo.
Abro un paréntesis
Y le hago una oda a la inercia que inunda,
Mi ser y mi conciencia.