Enredadas en la maraña de mi pensamiento,
ni por un instante vuelan a otro derrotero.
Las siento aún, mariposas nocturnas
que cruzan mi cuerpo.
Piel con piel, inquietas
bailan este ritmo lento
que acelera
corazón y sentimiento.
Con roce afectuoso
buscan los rincones
que son más secretos.
Más, no es necesario,
pues el solo contacto
de tus bellos dedos
forman con mi piel
un bello teclado
blanco y negro unidos
hermoso concierto
de amor y lujuria
de ternura y sexo.