En pos de la salvación se dirigen,
arrastrando por explanadas de huesos,
las sombras de los que escapan ilesos
del horror de sus infiernos de origen.
Cruzando ondas expansivas que infligen
contrariedad en mutilados besos,
desertan, sin mirar hacia atrás, esos
viajeros cuya dirección no eligen.
Hundidas en el polvo del camino
avanzan sus sandalias y esperanzas
mientras el chacal les sigue el rastro.
Con rechazo les espera un destino
casi tan hostil como las matanzas
gravadas en sus ojos de alabastro.