¿Quién soy yo para confirmar
que este pensador, sin proponerse,
fundó la escuela racionalista?
Lo cierto es que dio nuevas ideas
librando a la razón de sus cadenas
con verdades más claras y distintas.
Su duda fue un anuncio del espíritu moderno.
Ni Cristina de Suecia resistió la tentación
de mantenerlo en su corte
cuando lo supo escondido en las entrañas de Holanda.
Los sueños y visiones de su actitud filosófica
viajaron sin auriga sobre sus carros de fuego.
Lejos de controlarlos como aconseja el buen juicio,
dejó que se desbocaran en el Discurso del Método
con el dominio interior de las Pasiones del Alma.