Divago en los profundos mares del pensamiento,
esferas luminosas adornan como estrellas
aquel inmenso y bruno firmamento,
cae un rocío al verde campo, centellas
un fulgor rojizo en los pétalos, ¡Oh, que bellas!
Me toma entre sus manos un sentir muy humano
ese sentir que expande un mundo en la mente mía
que me hace extranjero, ser mundano
rodeado vivo en letras y poesía
caigo rendido en los encantos de aquella traviesa ninfa;
que juguetea entre los cipreses, manzanos y álamos,
sahúman aquel reino con néctar y dulces bálsamos
se escucha la melodía del silencio
anidan entre los ramales, un sortilegio
un ser etéreo bendice el amor que alabamos.
¡Oh, mana del cielo bendito sacias mi ambrosía!
Flamígera esperanza, mi luz, epifanía,
transcribo la voz de este corazón
versos sinceros, excelsos, pasión,
eres mi amor aquella profecía,
siembras en mi alma paz, candor fuerza y alegría.