Me prometiste el cielo, las nubes y la tierra;
la luna, el infinito, la vía láctea, las estrellas:
ahora tendré que quedarme sola y sin ellas
mientras mi corazón explota llamas de fiera.
Fuiste un Don Juan de esos de bellas huellas,
de esos que con sus ojos siempre te rastrean,
tomaste mis deseos e hiciste con ellos fiesta,
jugaste con mi alma hasta acabar en la cesta.
Lamento el día que te cruzaste por mi vereda
mientras yo era niña joven, virgen, inexperta:
después de conocerte ahora conozco tristeza
de aquellas mujeres que como yo son piedras.
Nunca más enamorarme de alguien con mella,
de un falso Casanova que solo quiere ballenas
para cazar como deporte de un ser sin quimera:
ahora seré yo quien elija al hombre que quiera.