¡LOS ESPERANZADOS!
Hexadecasílabos
En este gran amasijo que en mi sangre borbotea
impetuoso recorriendo mis edades más añejas,
llevo la enseña de todos ardiente como una tea
y cada vez las razones suelen tornarse perplejas.
Corto se quedó el asombro de ver a los medradores
violentando las razones del orden universal;
posan sin empacho alguno como los grandes señores:
¡Que pisoteando a los otros subieron al pedestal!
Le restan días al pueblo para que aumenten sus arcas
haciendo que se les mire como altruistas genuinos,
y que la masa consuma sólo sus mágicas marcas:
¡Como si así enderezaran los más aviesos destinos!
La protesta alivia el alma pero no resuelve nada
porque dejamos constancia de nuestra amarga aspereza,
pero la clase de abajo sigue siempre avergonzada:
¡Mirando a quien eligiera viviendo cuan gran alteza!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino