Son momentos como tornados,
que se posan en las pestañas,
del capullo que todavía sobrevive
detrás de las vendas,
y que mantiene dentro de sí al príncipe,
con vida y pasión,
son momentos en los que sólo quedria
estar con una amazona para dejar fluir la pasión,
en ves de buscar,
una amazona con bellos pies,
que tengan raíces,
para combinar la pasión con la ternura,
y quedar juntos para construir,
algo más que un fugas colibrí rojisimo de pasión.
Son momentos, lo cierto es que el príncipe todavía está vivo y lleno de pasión,
y todavía llama la atención.
Pero al fin al cabo prevalece el amor,
que abraza la pasión,
pero al lado de la ternura,
se mantiene en el tiempo,
como una bella rosa rojisima
de pasión,
esculpida por el fuerte viento,
y la tenue brisa.