Tu madre.
En ocasiones no vas a comprender por que te reprende, yo te puedo asegurar que de la manera en que procede es la mejor manera en que puede hacerlo.
Si piensas mal de ella es seguro que te equívocas, ella ha tropezado con mil rocas y se ha caído y le ha dolido pero por ti se ha levantado.
Cuida lo que le dices, creeme, la ofendes y la hieres y en el fondo eso no quieres.
Yo se de eso.
Tú no debes imitarme en todo, me equivoco demasiado y tu debes ser mejor que yo.
Ella y yo tuvimos diferencias, muchas discusiones y la lastimé pero jamás olvidaré que juntos creamos nuestro tesoro más preciado y ese eres TÚ.
No provoques ni su llanto ni su ira.
Mirala como te mira, contigo irradia alegría, por ti y tus hermanas ella su vida daría.
Mucho antes que nacieras, ella te esperaba, ella te anhelaba y al verte por primera vez, sus ojos de llanto se desbordaban y a partir de ese momento sus ánimos se renovaban.
Por eso cada que dudes de su amor, recuerda todo esto, te soy honesto, no te miento y si quedaba alguna duda, a quien me dirijo en este escrito es a mi hijo.
Autor: Israel Najera (México) Jiménez Chihuahua.