Las cenizas negras
de hilos de hielo
bordados y finos
de tu amor
fingido e hipócrita,
son las negras cenizas
de tu alma
que muere.
Puedo temblar y desgajarme
asombrada
en tu orgullo desnudo,
inesperado y
sin sutileza.
El titilar anhelante
de las estrellas
de esta noche insomne
y desierta
será el rutilante compás
de la arena
y el vidrio molido,
como remolino diabólico,
con el que se borren
para siempre,
tus negras cenizas
por unos impiadosos
y merecidos
Volcanes encarnecidos,
Torrentes,
Glaciares
y Vientos…