Qué monumento a los placeres
del cuerpo y del espíritu.
Qué desmesura en todo.
Qué mar de folletines
y gran literatura brotó de su intelecto.
Por tantas cosas dichas con certeza,
qué difícil olvidar
su efervescencia sicológica
y ese agudo realismo
de La Comedia Humana.