Llevado fui a tus costas por el sino;
destino fue aferrarme a tu figura.
Procura acompañarme en el camino
el lino de tus besos, cual dulzura,
sutura así mi boca el pardo vino.
Devino en tus recuerdos mi atadura,
y augura aquél brebaje repentino,
un clandestino viaje a la segura
finura de tu vientre, aunque breve.
Promueve tu belleza, la serena
faena de buscarte, navegando,
y anclando el corazón a tus cadenas.
Resuenas a levante. Voy surcando,
tratando de avistar tu piel de nieve.
Dlanor.