Tengo un espacio a mi lado y entre mis dedos.
Tengo dos planes: el accidental o consecuencia y el del propósito.
Somos tres o cuatro. Realmente, no sé. Quizás únicamente dos o uno. Pero lo ignoro, lo ignoras y lo ignoran.
Me denominé sombra, porque me encuentro pero no me notas, sin embargo escucho tus pasos, observo tus movimientos y como la brisa, te acaricio sin tocarte, sin que puedas verme, o me ves... pero tu consciencia no está despierta ante mis actos.
Pero
Tengo dos planes... provocar el accidente o que accidentalmente lo provoquemos.
Te propongo mi espacio lateral y mis oídos por una tarde. Tu repelo y mi satisfacción temporal para que regreses a tu camino.
O te invito a soñar conmigo.
Un espacio en mis manos que pueden ser tocadas por las tuyas, besos en la clavícula y un hombro de apoyo. No tengo idea del tiempo que requiera... pero incluye un hoy y un ahora.
En una caja negra. Que la música sea creada por el latido de los corazones y los suspiros. Te invito a que no haya palabras... y que todo lo que podamos decir se encuentre entre miradas.
Tengo dos opciones, entre tres caminos, cuatro planes y cinco minutos.
Todo con una petición.
Mírame. Yo existo.