Cometí un error al de ti enamorarme,
y al pensarlo, no hago más que frustrarme.
Pero ya no puedo a los inicios remontarme,
pues los sentimientos han empezado a rebasarme
y no tienen pensado abandonarme,
aunque no quiera, observándote me harán quedarme.
Cada célula de mi ser me ruega para rogar.
Rogar por convertirme en el dueño de tus pensamientos.
O incluso arriesgarme a ser el amo de tus sentimientos.
Y aun sabiendo que mis plegarias carecen de fundamento,
sigo queriendo todo, conformándome con verte en movimiento.
Mis lápices sin tinta van quedándose,
mis papeles a la par van terminándose.
Pero el fuego de mi amor sigue avivándose,
al igual que mi corazón marchitándose.
Y tú, en tu dulce inocencia, por el mismo sendero sigues marchándote