Un hombre triste, el de la tapa
lo vi llegar con su bicicleta, de abuela
y entre lineas vi tu cara, de almendra
y ese violín, desafinado
no quitaba mi alegría, de imaginarte.
Se fue el hombre triste, el de la tapa
y apareciste vos, tan real
con tus labios, de invierno
y tu voz, de lana
y le diste calor a mi cuerpo, de escarcha.
Volvió el hombre triste, el de la tapa
que nos une, con su lagrima
y su melodía, nos abraza
y nosotres, resistimos
con sueños, y lucha.