Imacol

Sólo entonces.

Si levanto la cabeza cuando en el suelo me encuentro, no es porque quiera o porque me han lanzado como piedras palabras de aliento. Es por motivos que no pueden saber, pues me odiarían más de lo que ya me odian o me amarían más de lo que ya me aman

Si levanto la cabeza cuando en el suelo me encuentro, es para recordarme a mí, y no al resto, que a pesar de sus alientos, sus piedras y arengas y lanzas de hipocrecía, estoy de pié, ya no la cabeza alzada, sino los brazos, las piernas y el alma, resplandecientes como el alba. 

Si levanto la cabeza y busco la tuya y en ella reconoces algo. No digas nada, no conoces nada, no eres nada, no ignoras nada. Sin embargo, si en mí algo se enciende cuando veo sus ojos y reconoces algo, puedes decir lo que quieras, conocer, ser y seguir siendo. Entonces considera ese juego de miradas interrogativas... Como una balanza que no se inclina hacia ningún bando. Sólo está ahí, flotando en el tiempo, siendo testigo pero un testigo que no juzga, un testigo justo.