La luna menguada
se reflejaba
en las aguas cristalinas,
de aquel lago... yo la observaba.
Desafiando mi mirada
ella no decía nada
y, yo envuelta en sollozos
queriendo gritar mi pena,
ella se me escondía
y nada me decía.
A quién cuento mis penas...
¡dime, luna pálida!
¿Dime por qué te escondes
y no escuchas mis quejas?
Arrastro estas cadenas
tan duras como la vida…
no encuentro amor,
ni ilusiones, ni alegría...
sólo llevo el dolor
como una cruel condena.
Luna …lunita …luna...
escucha mis quejas,
no me condenes tú
a este suplicio eterno.
¡Dime dónde está el amor,
no ha llegado a mi vida!
Ando buscándolo siempre,
lo busco noche y día.
Yo quiero tener abrigo
en estas noches tan gélidas…
yo quiero escuchar te amo
y recibir un beso en los labios…
yo quiero tener ternura
y que me acaricien el alma…
yo no quiero estar sola
y que me asusten las sombras.
¡Luna pálida… luna menguada!
Dime si lo viste
en alguna madrugada...
yo aún no lo veo
y es por él, que yo muero.
Luna… lunita… luna...
Aunque sea escucha mis quejas,
no te escondas luna
detrás de las palmeras.
¡Luna pálida…luna menguada!
No me condenes luna,
a vivir si tu mirada.
Felina
LUNA PÁLIDA...LUNA MENGUADA.