Carlos Dguez

Explotemos

Si ya le permitieron a una amiga

enjaular a la indefensa y tierna luna,

entonces, por favor, que alguien me diga

¿por qué no puedo encadenar el sol a una

palmera de aquel lado del mundo?

 

Para poder retenerlo, y no aparezca

cuando menos uno lo desea,

para que cuando entre tus brazos amanezca

no se asome, curioso, en la azotea,

y se quede en algún confín lejano.

 

Quiero gozar tu cuerpo en claroscuro,

exprimir esos labios lujuriosos,

juguetear tu pecho firme y duro,

y que se fundan dos cuerpos sudorosos

y desciendan a un abismo profundo.

 

Que tu aliento y mi aliento se confundan,

que subyugada permanezcas en mis brazos,

que nuestros cuerpos en uno solo se fundan

hasta explotar de amor en mil pedazos

y gritar: ¡eres mía! ¡soy tuyo! muy ufano.

13/06/2010