Dejadme ser aquél que de tu mano camine
aquél que cuando el frío llegue en sus brazos te abrigue,
dejadme ser aquél que en un beso te haga sentir
amor profundo, sempiterno que no tiene fin.
Ser quien te acompañe en los senderos de la vida,
aspirar de las flores, perfumes que deleitan,
almas enamoradas, sus días de primavera
y en un lienzo pintar el cielo, tono violeta.
Tomar en nuestras manos las gotas de lluvia
en la plúrima corriente de las sensaciones,
formar con ellas danzantes corazones y qué
hagan nacer en la nubes grises, mil arco iris.
Percibir del ocaso, el canto del jilguero
Con su arrebol desnuda los miedos del alma,
pequeñas llamas irradian en nuestras pupilas
con esplendor volará, este amor eviterno.
En la hora nocturna contemplar la luna llena
suspira mi corazón por este sortilegio,
proyecta realidades, nuevos cielos, anhelos
dimensiones, tus enigmáticos ojos negros.
Encender el cirio de la pasión que dormido
permaneció, en las brunas arcas del olvido
saciar las almas, con magia crear sus blancas auras
erradicar por un momento el tiempo y sus horas.
Recostarme en ti, en paz, con amor, satisfecho
ver tu faz tersa, tu mejilla ruborizada,
fundidas en una sola alma conjugando amor
veremos la albura de la mañana, nuevo alba.