YO CLAUDIO

POR EL MALDITO VINO.

Para pasar un poco el frío

entro al bár de la esquina,

me pido un café bien caliente,

el cantinero no dice nada,

solo lo trae y dice, ójala 

no traiga problemas al igual 

que todos los parroquianos 

aquí presentes, unos que lo dejo la mujer,

otro que si no dejas las copas 

tendrá su maleta lista para cuando regreses,

a otro que para jugar a las cartas y para

beber tienes, y para la casa no te alcanza.

Problemas y problemas y yo escucho y escucho,

en mi cabeza tengo un libro así de grande 

con tanto problemas que traen cada día los paisanos,

yo les escucho sus llantos, sus quejas, cada palabra

que sale desde adentro de su alma,

les miro, no digo nada, mi boca esta cerrada

en ese momento no tengo lengua,

no hay palabras, no hay mas nada.

Estoy cansado de tantas quejas,

pero debo aguantar, es mi negocio, 

de eso se trata todo esto, 

en este negocio hay que soportar

a cada borracho mientras se tiran una copa,

con cada palabra que salen de sus bocas

se van formando coplas y coplas 

van saliendo hermosas poesías 

cuantos versos y poemas

se pueden ver escritos en los muros de mi local

para que sean leídos y llorados por los paisanos

que vienen por una copa y se encuentran con los escritos

que llegan al alma, que llegan al corazón.

No te miento mi amigo,

también e llorado en mi cuarto 

cuando estoy solo,

cuando estoy con una copa de vino en la mano

bebiendo sin descanso,

yo los entiendo mi amigo,

porque e pasado por ello,

aunque adolorido me encuentro, y sigo en lo mismo,

me ahogaré moriré junto a mi botella.