Al pie de mi ventana
cae la noche
y en tropel las estrellas
se apresuran
a sacudirse el polvo
en las montañas,
mientras los luceros más cercanos
con piel húmeda
inquieren sobre la flama
de esa vela
a dónde irá a parar,
y a dónde el viento que galopa
por el parque;
y el fragor de la lluvia
que termina escurriéndose
entre las rocas
horadando acantilados,
¿en dónde finalmente
arrinconará
nuestros nombres?
Bolívar Delgado Arce