Hugo Emilio Ocanto

*** El incomprendido *** - Poema - - Autor: Antero - - En la voz de Hugo Emilio Ocanto - - Grabado -

*-Con pena y dolor, el incomprendido, miró el calendario,

en él buscaba el consuelo al pensar que los días venideros

trajeran esa chispa que diera luz a su ceguera,

pero como esto, en el fondo, no más era una quimera

alimentada por la soledad y las ausentes palabras,

el marginado, arrinconado y raro, lejano en la tertulia,

tuvo que reconocer que todo eso le era merecido,

pues, aunque viera crecer los guarismos, la duda,

siempre quedaba la duda, incurable mal que arrastra

a la inseguridad, que la llama y la hace su compañera.

Entonces, lo que hizo, más que dudar, fue aceptar

que nada iba a cambiar, que todo seguiría igual.

Llegado a ese convencimiento, al dolor lo cubrió

con un velo transparente, y a través de su fragilidad

pudo mirar cuantas veces quiso sin necesidad

de refugiar en la pena cuantas dudas le llegaban.

 

*-En los números, reflejo de algún movimiento

cuando aumentando daban señales de ello,

no por eso dejaban de seguir siendo un misterio,

de ahí, de ese pensamiento, se puso como ejemplo:

es posible que el cinco no lo entendiera, que al ocho

no le gustara, que al quince ni siquiera lo terminara

y al último, que por curiosidad se acercara, dijera:

Que pérdida de tiempo, que falta de fundamento.

Y todo el silencio, en el entorno del guarismo,

por no estar dentro de la rueda como fiel balanza.

 

*-Pero le quedaba un consuelo, abrir una ventana,

y asomado y posado en el alféizar de la curiosidad

poder divisar, que tal vez, el solitario exponente

fuera aumentando en ese humilde espacio silente.

Tan convencido quedó en su sueño extravagante

Que, fueran las cifras que fueran, se conformó.

Y así, dando paso los números a una nueva visión,

dejando a un lado cualquier otra especulación,

liberado de la duda, como el peso que impide avanzar

y es duro de soportar, se sintió ligero y echando a volar

los pensamientos, pudo hilvanar, o al menos intentar,

el trazar unas letras que humildemente trataran

de llegar al calor de unos versos, que, aunque osados

al desear ser poema, no fuera más que otra quimera.

 

-En el viento quedó la duda que lo consiguiera-

 

*-Y si acaso, sin que te dieras cuenta,

y una ínfima parte de mis versos

llegaran a rozar, siquiera por un instante,

los aterciopelados pétalos de tu existencia,

sólo con eso, sería una dicha completa,

pues, que más puede desear

el que vive en la ignorancia por falta de luz,

que ser alumbrado por el rayo luminoso

de una mirada, y esa, si alguna vez se diera,

pasaría de ser duda a una realidad, tú,

la confirmación de que algo maravilloso

está surcando los cielos de mis sueños.

 

Y en los sueños, un rumor a través del viento

era la voz que clama en el desierto

- “Padre porque me diste memoria si no puedo volver

al lugar aquel más que con el pensamiento”

- “Para que comprendas que todo es pasajero

y el invisible futuro, un misterio por resolver”