Apretar de más
a los engranes de esta máquina
no conjuga constelaciones.
La tuerca no sabe de apresuro
y para embonar no requiere del exceso.
En este río
los litros que se alinean al cauce
presienten armonía.
La eternidad
puede no estar lejos
cuando se deja de forzar la chapa.
Aguardar turno
en la extensa fila
sin perder el estribo
aniquila el yugo de murallas.
Las llaves nunca se extravían
solo lo hace
quien las usa.