Antonio Encinas Carranza

El terciopelo de tu piel

Cada vez que te recuerdo

No es más que sentir las ansias

desesperadas de amarte.

De abrazarte y besarte …

Despacio … lentamente.

Cada vez que te recuerdo.

 

Y pasear mis ansias

Por cada centímetro de tus petalos.

Suavemente ... dulcemente.

Sintiendo el terciopelo de tu piel,

Respirando el mismo aire 

que tu aspiras.

 

Bebiendo el fresco soplo 

de tu aliento.

Y aspirando el dulce néctar

Que se refleja en tus ojos.

Y que emana del centro

De la dulzura de tu cuerpo.

 


Llenándome de ti.

Visitando tu cielo

y tus infiernos.

Compartiendo el éxtasis de tu sangre.

Muriendome en el fuego de tus entrañas

y viendo como se detiene el tiempo.

 

 Mientras escucho tus gemidos

De pasión, tan suaves. 

Tan delicados, tan tenues,

 susurrantes y arrulladores

Que se mezclan con el rumor

De nuestra sangre hirviendo.

 

Siento el impulso de seguirte

Hasta el paraíso.

Ese lugar excelso y sublime

Cubierto de tules blancos

Donde posan las mieles

De tu piel rosada y seductora.

 

Mis sentidos embriagados de amor,

Gritan en silencio su emoción,

Y reciben los mensajes tenues

De tu inquietud y cariño.

La paz vuela en tus hermoso ojos.

La quietud dormida te abraza.

 

Sintiendo lo hermoso

De todo lo que es y no es,

Voy resistiendo las ganas

Que domina mi mente y mi corazón

Y que vuelve loco mi pasión por ti

Cada vez que te recuerdo.

 

Antonio Encinas Carranza

D. R.