Cada vez que te recuerdo
No es más que sentir las ansias
desesperadas de amarte.
De abrazarte y besarte …
Despacio … lentamente.
Cada vez que te recuerdo.
Y pasear mis ansias
Por cada centímetro de tus petalos.
Suavemente ... dulcemente.
Sintiendo el terciopelo de tu piel,
Respirando el mismo aire
que tu aspiras.
Bebiendo el fresco soplo
de tu aliento.
Y aspirando el dulce néctar
Que se refleja en tus ojos.
Y que emana del centro
De la dulzura de tu cuerpo.
Llenándome de ti.
Visitando tu cielo
y tus infiernos.
Compartiendo el éxtasis de tu sangre.
Muriendome en el fuego de tus entrañas
y viendo como se detiene el tiempo.
Mientras escucho tus gemidos
De pasión, tan suaves.
Tan delicados, tan tenues,
susurrantes y arrulladores
Que se mezclan con el rumor
De nuestra sangre hirviendo.
Siento el impulso de seguirte
Hasta el paraíso.
Ese lugar excelso y sublime
Cubierto de tules blancos
Donde posan las mieles
De tu piel rosada y seductora.
Mis sentidos embriagados de amor,
Gritan en silencio su emoción,
Y reciben los mensajes tenues
De tu inquietud y cariño.
La paz vuela en tus hermoso ojos.
La quietud dormida te abraza.
Sintiendo lo hermoso
De todo lo que es y no es,
Voy resistiendo las ganas
Que domina mi mente y mi corazón
Y que vuelve loco mi pasión por ti
Cada vez que te recuerdo.
Antonio Encinas Carranza
D. R.