De dolor se vistió la madrugada,
dejaron de cantar los ruiseñores,
de negro se pintaron los colores
la tierra, con su sangre fue regada.
De golpe se quedó, noche cerrada,
y perdieron los campos a sus flores,
el viento se batió con mil dolores
pues su voz de poeta fue callada.
Y la fragua entonó trémulo canto,
un bordón de guitarra lo acompaña,
y la luna cubrió, rojo su manto.
La muerte golpeó con su guadaña,
arrancando en las almas pena y llanto:
¡al morir el cantor, juglar de España!