Tu celular no entiende de complicidades,
tu correo aún no envía, no recibe devoluciones.
Tú pasabas por detestar las redes sociales,
tú de entrada parecías despreciarlo todo...
Pese a mis prejuicios lograste un click en mí;
atestaba tus malas noches de tonos y de mensajes.
Tu trato diario dejaba entrever ocultos encantos;
¡Tu atracción es como la fascinación al abismo!
Yo constaté errado, el cruel riesgo de caer en tí:
¡Sima! ¡Laberinto! ¡Esfinge! No te permites tener fin.
...Hoy a salvo empero, gusto aún de pensar en ti
como quien disfruta su brandy con algo de hielo.