Es en la soledad cuando te sientes
en el alma una carencia
es la añorada paciencia
que necesita el hombre doliente.
Porque hay heridas que no cicatrízan
siempre están abiertas al aire
empeoran con el hiriente desáire
de los malvados que nos martirízan.
Hasta que un día aparece ella
como un sol rompiendo las nubes
se convierte en tu brillante estrella
y tú del cielo no bajas, sino que subes.
El hombre amado ya no es solitario
ya no siente la obstinada tristeza
se siente de esperanzas millonario
ante esta bienvenida y fértil riqueza.